NUESTROS SANTUARIOS MATERIALES

Nuestros santuarios o templos materiales surgen de una necesidad antropológica. Tienen un fuerte valor como símbolo que hace visible el misterio invisible del santuario del cielo al que alude la voz divina en el libro del Apocalipsis:

“Esta es la morada de Dios entre los hombres: Él habitará con ellos, ellos serán su Pueblo, y el mismo Dios estará con ellos. Él secará todas sus lágrimas, y no habrá más muerte, ni pena, ni queja ni dolor, porque todo lo de antes pasó” (Apoc 21.3.4).

La historia de la Iglesia y la experiencia cotidiana atestiguan las maravillas que la divina gracia obra en el interior de los corazones, en estos lugares privilegiados, donde los hombres experimentan la misericordia de Dios y la profundidad de su amor, y se sienten reconfortados en su caminar hacia la patria definitiva entre pesares y consuelos.

“VIDA, DULZURA Y ESPERANZA NUESTRA”

Si algo busca el simple fiel que acude al Santuario es esto: la renovación de su vida, la recuperación de la paz, encontrar el verdadero sentido de nuestro existir.

En estas pequeñas capillas esparcidas por el mundo, todas idénticas en forma, dimensiones y formato, el rostro de la Madre invita a terminar dirigiéndonos al Jesús que tiene en sus brazos y que está presente sacramentalmente en el sagrario. La infaltable estatua del arcángel San Miguel nos recuerda la lucha contra el demonio, cuya enemistad atraviesa toda la historia. Sólo ella, por gracia singular, lo venció junto a Cristo plenamente, y nos ayuda a obtener victoria.

“FAMILIA SANTUARIO CORAZÓN DE LAS NUEVAS PLAYAS”

Que desde este Santuario marplatense “de las Nuevas Playas”, donde la naturaleza y el cuidado esmerado del lugar sirven de marco esplendoroso, la intercesión misericordiosa de la Virgen siga obteniendo, a sus hijos peregrinos, la abundancia de las gracias de su Hijo capaces de remediar las múltiples necesidades y miserias de los hombres.

Le confiamos nuestra patria, necesitada de reconciliación, de justicia social y de buen rumbo en leyes que respeten la vida desde su inicio hasta su término natural, y que no ofendan la voluntad divina expresada en el orden natural. Le confiamos nuestra Iglesia marplatense necesitada de muchas y santas vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada y también laicales y misioneras.